Fina, olives i envinagrats, del 2005 al 2019.
Rosarín, carnissera, del 1963 al 2015.
Carmen, olives i envinagrats, del 1968 al 2007.
Rosario Yo nací en 1949. Llevo en el mercado desde que tenía 12 años y me he jubilado a los 65 cumplidos.
Carmen Yo nací en el 45 y estuve en el mercado 44 años y me he jubilado y ya está.
Fina Pues yo nací en el 59, aquí en València… Y bueno, yo en el mercado solamente estuve los 15 últimos años del mercado.
Carmen Sí, pero cuando naciste tu madre ya te tenía en una caja en el mercado.
Fina Sí, eso es verdad… Me criaron debajo de una de una parada, en un basket de uva… es verdad.
Carmen O sea que estás toda la vida, toda la vida.
Rosario Yo empecé vendiendo nada más que embutido. Y, de ahí, me fui cogiendo y ya luego ya puse carne, luego puse pollo… y así fue.
Carmen Pues yo ya lo tenía hecho porque vine al mercado cuando me casé y mi marido, la paraeta ya la tenía montada, ya había elegido género. Yo despachaba y ya está.
Fina Pero luego tuviste la tuya…
Carmen ¡Ah, sí! Luego tuve una parada en el Cabanyal… ahora que me acuerdo, sí.
Fina Pues yo en el mercado estoy toda mi vida porque mis padres eran del mercado, mis abuelos, mis tíos, mis primos y estoy toda la vida.
Pero lo que es, mía la parada y solamente mía, pues hace pues 15 o 18 años que es cuando me quedé aquí una parada. Yo me quedé una parada de pollo, que le compraba a ella y la cogí de traspaso. Fue la última que se traspasó en este mercado, así que la última que entró en este mercado fui yo y empecé vendiendo pollo.
Y luego me puse en la parada de enfrente y volví a lo que eran mis orígenes, que son las aceitunas, todos los encurtidos, el bacalaito… todo ese tipo de cosas, que es lo de mi familia.
Rosario Y yo empecé trayéndolo, el embutido, en Tavernes Blanques.
Se lo cogía al Roig, el que tiene ahora el supermercado, que lo tenía su padre. Empecé con su padre, con el abuelo, a comprarle. Y luego ya he tenido mis proveedores, ya… más los los carniceros que venían… Pero yo empecé en Tavernes Blanques.
Carmen Pues nada, nosotros traían el género de USISA, ¿cómo era el otro?
Fina Corbi…
Carmen Y muchos más, que ni me acuerdo.
Rosario Luego, el embutido lo hacía mi marido.
Carmen Claro, y yo resulta que era la consorte. El que se encargaba de la historia de comprar, vender y eso. Y yo era la que vendía.
Rosario Mi marido aprendió por otros carniceros a hacer embutido. Y, entonces ya, todo el embutido era nuestro, lo hacíamos nosotros.
Hombre, Mariano le encargaba las morcillas de cebolla a Rafa para comérselas él en su casa.
Fina Y luego ya es cuando ya te venían a la parada los proveedores, cuando ya venían ellos. Sí, eso más tarde.
Rosario Pero el embutido, después de faltar Rafa, continuaba haciéndomelo mi hijo Sergio.
Carmen Yo trabajaba en casa. A parte de fregar y todo, hacía anchoas, limpiaba anchoas, hacía almóndigas de bacalao, cantidades industriales, hacía todo lo que vendíamos ahí… pimiento… ¿verdad?
Fina Pimiento, las cebollitas…
Carmen La cebollita, todo…
O sea, era continuo. Eso es que no parabas. Era de día y de noche. De noche no, pero el resto era todo trabajar para él mismo.
Fina Bueno, pues yo cuando empecé aquí, ya no hacíamos nosotros el género, como estaba diciendo mi prima Carmen, y ya eran los proveedores los que te traían y que venían a ofrecerse: “¡mira, que tengo esto!”
Por ejemplo, Juan, increíble, una persona maravillosa, que se portaba muy bien. Y si no, pues yo tenía que ir a los almacenes, por ejemplo a Aldaia, y me traía entonces de allí todo lo que eran las aceitunas, los encurtidos y todo.
Y luego también USISA, que es un proveedor muy importante de bacalao, mojama… Bueno, todo esto de salado. Y nos lo traían, ya cuando ya estaba aquí, nos lo traían.
Carmen A las seis de la mañana ya estábamos en marcha. Hasta las cuatro de la tarde que recogía y limpiabas cada día todo.
A las cuatro de la tarde… Bueno, parábamos para hacernos el aperitivo. Hacíamos un aperitivo, cada uno sacaba lo que tenía, lo poníamos en la parada de Rosarín… Y allí nos hacíamos todo, porque éramos una familia.
Rosario Y los sábados cada uno traía una cosa hecha de su casa, es verdad. Algunos traían arroz al horno, el otro traía tortilla de patatas, tu hermana nos hacía las anchoas... O sea que aquello era…
Carmen Eso los sábados.
Rosario Los sábados, he dicho yo los sábados…
Fina Yo a esto no llegué.
Rosario Nos subíamos ya comidos.
Fina A mí no me trataron así, qué quieres que te diga…
Carmen No, tú porque llegaste la última…
Fina Claro.
Yo tengo una clienta, María Dolores, que desde que empecé todos los martes y todos los viernes, venía a comprarme… A más puestos también, pero ella al mío venía a comprarme todos los martes y todos los viernes.
Por supuesto que si faltaba o ella bien decía “el martes que viene no puedo venir”, ¿sabes? O bien: “oye, ¿qué te ha pasado?, ¿qué tal?”... Cuando volvía, porque era todos, todos los martes y todos los viernes.
Y ahora, bueno, la veo poco. Pero sí que la veo con su marido por ahí, por supuesto. Sí. Y bueno, más clientas y agüeletas, agüeletas increíbles, cariñosas…
Rosario Yo os voy a hablar de las últimas, porque si empiezo de las primeras… Pues mira, tengo a Conchita, que ya no está, ya no está… que ya ha faltado, claro.
La meua Loleta, que esa quiero que me la nombréis. Y Mari y Conchita. Bueno, ya he dicho, a ellas tres, esas hasta hasta última hora.
Fina No… Te acuerdas de muchas, claro, empiezas a decir… Mari, Amparo…
Rosario Luego tenemos a Vicen…
Fina Y este y Santi…una pasada, una pasada.
Rosario Santi ha estado hasta última hora viniendo a comprarnos.
Fina Hasta última hora, desde que se vino a vivir aquí, que vive aquí, bueno, al lado del mercado. Él bajaba todos los sábados y nos compraba a todos. Nos compraba a todos.
Rosario A todos, a todos los que quedábamos…
Fina A todos los que quedábamos…
Rosario Que entonces éramos cuatro o cinco paradas, no éramos más…
Fina Nos compraba a todos y hasta hasta el último día. Ya, cuando me quedé sola, igualmente, él venía los sábados y me compraba. Sí, sí, sí, siempre, siempre. Desde que se vino a vivir.
Rosario Si nosotros llegábamos hasta a hacer cenas…
Carmen Bueno… cenas y bailes…
Rosario E ir a bailar…
Carmen Bueno…
Rosario Yo recogía el dinero todas las semanas…
Carmen A Casablanca, ¿te acuerdas?
Carmen A Casablanca también hemos ido…
Rosario Yo recogía de los que nos juntábamos, que éramos…pues que éramos…
Carmen Treinta y tantos, treinta y seis, creo. Sí, bueno, alguno fallaba, pero…
Rosario O sea, no todo el mercado no…
Entonces yo me dedicaba, los sábados, a recoger un tanto que poníamos, digamos, en una hucha.
Y cuando ya teníamos bastante dinero decíamos: “¡este sábado nos vamos!”. Y nos íbamos de cena, nos íbamos a bailar.
Carmen Madre mía…
Rosario Y todo eso…
Fina Bueno, pues en mi época lo que hicimos fue ir a comer con clientes, también con clientes. Nos fuimos… ¿que, qué quedábamos?..
Mari la pescatera, Encarna, Rosi y yo… Y, por ejemplo, Santi, Maria José, Isabel… porque luego Vicen no llegó a venir cuando dijimos de ir al otro lado, ya vino la pandemia y se fastidió la cosa.
Rosario No, solamente eran Santi e Isabel.
Fina Nos íbamos a comer los sábados cuando terminábamos todos.
Carmen Y entonces, la verdura se vendía aquí en la calle.
Rosario La parte de esta de fuera…
Carmen Desde el mercado hasta aquí había tres pasillos de verdura, que la traían todos los días fresca. Había tres pasillos de personas que ponían su paraeta con su toldico.
Rosario Pero eso era en el mercado viejo, Carmen…
Rosario Cuando lo arreglaron el mercado ya no, estábamos todos dentro…
Carmen Pero con el viejo, toda la calle esta era verdura…
Rosario Claro, hasta aquí…
Carmen Hasta ahí la esquina…
Rosario Hasta ahí.
Fina Oye, que he dicho antes que yo no llegaba a los vermús, pero me acabo de acordar de Encarna la pescatera, cuando cogía y nos ponía unas gambitas ahí y no sé qué, y yo sacaba la cervecita que tenía o la cocacola…
¡Mira! No me acordaba de eso.
Rosario ¡Escucha! Íbamos Carmen y yo al súper a comprar cervezas. Y también montábamos algo, lo que no era a tan gran escala…
Fina ¿Como cuando os ibais todos de excursión?… Porque treinta y tantos, madre mía…
Carmen Madre mía, el año que fuimos al sitio este de la Feria de Muestras, ¿te acuerdas aquel día?
Rosario Sí, Rafa estaba organizando los coches por donde tenían que salir.
Carmen Con un pedo que llevábamos…
Rosario Porque nos invitaba…
Vamos a ver, nos invitaron porque Julio, el que vendía al lado mío fiambre, uno de los representantes, nos invitó a la Feria y entonces fuimos las tres parejas: Julio, vosotros y yo.
Carmen Fuimos a cenar a la gasolinera aquella, ¿te acuerdas que ligamos con el camarero?
Rosario Sí, con el camarero, las dos.
Fina ¡Qué buenas sois!
Rosario Y el día que fuimos a bailar que yo buscaba a Rafa… ¿Dónde está, dónde está?.. Y se había subido al tablao bailando en el escenario.
Fina Tremendo…. Tremendo, tremendo…
Rosario Lo hemos pasado muy bien, la verdad es que sí.
Hemos trabajado mucho, porque hemos trabajado mucho.
Carmen Desde las seis de la mañana hasta las cuatro de la tarde, todos los días.
Luego se ha hecho que queríamos abrir por la tarde los viernes y los sábados.
Rosario Si, llegamos a abrir,
Carmen Pero nada…
Rosario Pero llegamos a abrir…
Carmen Por cambiar, por esto, por aquello…
Rosario Pero no funcionó. Porque venían…
Carmen Y se probó de cualquier manera y no funcionó.
A nosotros nos mató cuando hicieron las vías del tren de aquí… cuando los de la calle Alboraya, que venían en cola, dejaron de venir porque hicieron las vías del trenet.
Rosario Los supermercados es lo que nos han matado a los mercados.
Carmen El inicio de eso fue la calle Alboraya. Venía muchísima gente y cuando empezaron a hacer las obras de las vías del tranvía, claro, cortaron toda esa calle. Entonces a la calle Alboraya ya no podían venir y la gente lo fue dejando, lo fue dejando… una de las muchas cosas…
Rosario Sí, los supermercados es lo que más nos han matado. Eso está claro.
Fina Sólo venía la gente mayor. Que por cierto, compraban, pero compraban para los hijos, claro… “¿Mamá…? Cómprame… ¿Vas…? Cómprame…”. Por ejemplo las olivas… “Mamá, por favor… las olivas…”. Y venían. Y venía gente mayor y….
Rosario Pero fíjate si venía la gente, que yo, las que tenía en verano, que se iban de vacaciones a la playa, quedábamos un día que bajaba una y compraba para todas las demás.
O sea que bajaban de la playa adrede… entonces se vendía.
Carmen Se vendía mucho. Era un mercado muy bueno, muy bueno… Era muy de barrio y muy bueno…
Fina De los de los mejores…
Rosario Sí, los supermercados… Una, por el horario…
Carmen Una de esas que te cuento, cuando hicieron la instalación de los alcantarillados por toda la calle Sagunto. Tela, ahí también eso…
Y luego los supermercados. Que la señorita Rita Barberá, el día que estuvimos en lo de las flores de allá, eso que fuimos a un…
Rosario Sí, que nos hicieron un aperitivo también… que yo decía: “tú pasa por aquí más veces”.
Carmen Es lo que yo te digo, que me hice con esta… ella fue un whisky, y yo me hice un Martini. Y empezaron a hablar, hablar, hablar… Y digo: “ya viene el rollo…”. Y me dijeron: “no, no, señora…”. Yo estaba en las gradas y me oyeron desde ahí y anda que menudo rollo…
Fina ¡Cómo te afectó el Martini!
Carmen No, eso me lo tomé después, me lo tomé después…
Carmen Y entonces la señorita Rita Barberá: “no padeced, que no va a haber más supermercados”.
Mira, qué leche… Había firmado ya todos los que cabían en València… Dice que no iba a haber más supermercados y nos la clavó, ¿sabes?, a todos los mercados…
Rosario También cuando a nosotros, por ejemplo, cuando empecé yo, las mujeres no trabajaban tampoco. Se dedicaban más a criar a los hijos y venían más al mercado.
Carmen Y venían los sábados recién cobradito el jornal.
Rosario Exactamente, o sea, es que era distinto.
Luego la juventud pues trabajaba. A lo mejor los horarios… pues si venían los sábados, cuando tenían libre, pero lo ha llevado la vida. La evolución de la vida ha ido cambiando.
Intentamos, claro… intentamos abrir por la tarde para ver… pero empezamos demasiado tarde a abrir por la tarde. Eso teníamos que haberlo pensado antes.
Carmen No, ya hacía años se había hecho, ¿sabes?
Fina Pero escucha, la cosa es la comodidad.
Fina Eso ha matado los mercados. Pero es que eso todos los mercados.
Fina ¿O es que el Mercado Central vende como vendía antes? No…
Fina Hay más guiris que otra cosa.
Rosario Sí, ahí, a por los vasitos esos…
Fina Pero no venden lo que vendían antes, porque es muy cómodo que llegue el fin de semana, te vas a una gran superficie, compras lo que tengas que comprar y si tienes niños tienes la hamburguesería, el parque de bolas, el tobogán y lo que sea… Y pasan el día, y pasan el día.
Y luego, ¿que ahora trabaja la mujer? Sí, y antes también trabajaba.
Que yo cuando no estaba en el mercado, que trabajaba en la tienda en Micer Mascó, yo me levantaba, iba con mi madre, comprábamos en el mercado… Yo volvía, dejaba a mi madre, dejaba todo lo que habíamos comprado y me iba a trabajar.
Rosario Claro, por eso bajábamos tan pronto.
Fina Claro, pero por eso te digo que es la comodidad. Yo entraba a las 09.30 h…
Carmen No, es el avance de la vida…
Fina Cuando me vine aquí, como yo no había manejado la máquina de cortar en mi vida, cada dos por tres me estaba cortando, pero tela como me estaba cortando.
Y al final mi primo, que vendía al lado…
Carmen Ya te tenía preparado el pimentón; y le ponía el pimentón para cortarle la hemorragia.
Fina Y me iba corriendo a la farmacia y me ponían puntos pegados, y ¡hala! Y volvía… Pero una de las veces me quedé blanca totalmente, gilipollas, de lo que me corté… Sí, sí…
Bueno, y mi primo, claro, es que mi primo, me quería mucho. ¿Verdad que sí, Carmen?
Carmen Mucho.
Fina Yo a él más…
Y el más porque era mi primo, era mi tete…
Era primo hermano, pero él se crió con mis abuelos, con mis tíos, con mi madre… y entonces para mí era mi tete.
Tete es como hermano, ¿no? Es como hermano… Luego encima fue mi padrino de bautismo y, claro, eso sabes…. Y claro, cosas que me pasaban malas pues a él le jorobaban… “¡La idiota esta! ¿Qué le ha pasado ahora?”
Carmen Ahora me acuerdo yo… tu madre, la que me jugó.
Fina ¡Ah! ¡También! ¡Oh! Eso también es…
Carmen Esa se la tenía yo guardada…
Fina Se fueron de viaje de novios.
Carmen Cuando volví encima de la cama tenía un delantal almidonado.
Fina Planchaito, bien planchaito. Mi madre se lo dejó…
Rosario Es que antes…
Fina Por si no sabía lo que tenía que hacer, ya se lo habían apuntado allí…
Carmen Fíjate… llego yo de mi viaje de novios, me voy a mi casa… Y allí todo almidonado, todo puesto, un blanco, blanco. Yo, que en la vida había vendido, yo cosía… Fíjate, de estar sentada a estar de pie… Pues así, me acordaré toda la vida…
Fina Sí, sí. Yo también me acuerdo porque además me acuerdo del día que estuvimos en tu casa y planchó el delantal. Por eso me acuerdo que yo le dije: “pero mamá, ¿por qué le planchas el delantal?” Y me dice: “tú, déjame que ella ya lo sabe”… O sea, ya lo sabe, no. ¡Ya lo sabrá!
Carmen Me lo almidonó y todo, ¿eh?
Fina Para que estuvieras bien guapa…
Rosario Es que antes nos almidonabamos los delantales. Luego ya empezamos con los babis… pero hemos llevado delantal.
Carmen ¿Sabes que me he guardado un babi yo? De entonces…
Rosario Yo tengo delantales guardados…
Fina A mí me disteis uno para mi hija, ¿te acuerdas?
Carmen Pues tengo uno guardado…
Rosario Yo los tengo guardados también. Tengo hasta manguitos guardados…
Fina Yo lo que quiero decir es: primero, muchas gracias a vosotros, por si esto puede llegar, que llegue y que se reabra el mercado como está en el proyecto.
Que se impliquen mucho más, que un mercado no es simplemente dónde vas a comprar. Creas un vínculo con con los propios vendedores, sí, pero con los clientes, también, de familia, de quererse y eso, eso tiene que seguir, eso tiene que seguir…
Que en el supermercado, por la forma de venta que hay, no es lo mismo. Puedes tener a lo mejor más afinidad con alguna de las vendedoras, pero que luego llegan y te la cambian.
El que va a un mercado sabe dónde va, sabe lo que quiere y sabe quién le va a atender. El que está allí sabe quién viene a comprarle, de qué familia es, qué le pasa y lo que no le pasa.
Y eso, para mí, por favor, que sigan los mercados, que los apoyen más. Y la gente, por supuesto, que vaya a los supermercados porque todo el mundo tiene su opción, pero que no dejen de ir a los mercados. Eso es lo que yo pido.
Rosario Pues si ya lo ha dicho todo Fina, no tenemos nada que añadir…
Carmen Ya más, qué vamos a decir, hija mía.
Fina Podéis decir que vosotras estáis de acuerdo porque echáis mucho de menos… ¿a quién echáis mucho de menos?
Carmen A los mercados. Además, en el mercado no se despacha, se vende.
Carmen No se despacha, se vende.
Fina Exactamente. En los supers, se despacha… “¿Qué quieres, esto?”
En el mercado dicen: “¿Qué quieres, esto? No, mira, llévate esto que hay, que hoy esto está mucho mejor”.
Rosario Y sabes, cada clienta como le gusta que le cortes las cosas, cómo se las arreglas…
Es una cosa que en otro sitio no lo tienes porque hay quien le gusta… pues qué te iba a decir yo… los filetes más gordos o más finos, y que iban a la carta.
Carmen Pero tú estás vendiendo, no estás despachando.
Rosario Por eso… Y lo haces conforme la clienta quiere.
Carmen Como el que va a comprar a un supermercado, que termina de llenar el carro y no ha cruzado una palabra con nadie.
Rosario No, y te tienes que limitar, si coges las cosas cortadas, a conforme están.
Tú quieres un arreglo de arroz al horno, por ejemplo, y en tu casa solamente pones una morcilla. Te tienes que comer las dos o tres que lleva la bandeja. No es como en el mercado que tú dices…
Carmen Ella lo dice porque ponía el arroz al horno…
Rosario Yo hablo de lo mío…
Fina ¿Cuántas han venido a comprarme tres huevos porque no necesitaban más? Y aquí es la media docena o p’alante... Si media docena ya no les queda…
Rosario Que no es lo mismo.