Lagarto Me llamo Lagarto y este barrio lo he conocido relativamente tarde a raíz de que mi madre se mudara por aquí.
Y bueno, a partir de ese momento sí que he ido como explorando un poco estos últimos cinco años lo que son las callejuelas de este sitio y conociendo un poco sus gentes.
Y callejeando, de casualidad, porque es la única manera de conocer el mercado que está abandonado o en semi abandono, como estaba en su día, que solo habían dos o tres puestos.
Y, bueno, luego era imposible no fijarse porque me encantan las callejuelas y los sitios que están así como apartados del tráfico normal, de la gente, y bueno, viendo así todas esas casas okupas y todos esos graffitis y esos edificios y medio derruidos, a mí eso me encanta.
Y bueno, me acerqué obviamente por ahí, por casualidad y por curiosidad, sí.
En un momento dado unos colegas y yo montamos el BARA, que es banco de alimentos reciclado autogestionado, que surgió a partir de que yo en su día sí que estuve colaborando con algunos bancos de alimentos.
Lo que pasa es que acabé un poco distanciándome de las prácticas que estaban llevando porque me parecían bastante asistencialistas y, bueno, como que no parecía que llegasen a ningún puerto, ¿no?
Como que más allá de un de un supuesto discurso de clase, pues como que no tenían realmente un cambio que yo viese. Como simplemente repetir el modelo de las ONG y ya está.
Entonces, luego a partir de meter un poco de crítica ecológica en el asunto, de ser consciente que nuestra forma de vivir tira un montón de comida a la basura, de que un 25% o un 30% de la comida que se produce desde el campo hasta que llega a nuestra casa, se tira a la basura y eso se traduce en miles y miles de toneladas…
Y hay muchísima gente que podría comer de eso. Entonces yo y la gente que me rodea, ¿por qué tendríamos que gastarnos dinero en comprar comida si podemos alimentarnos prácticamente de los desperdicios de la gente?
Eso por un lado, ¿no? Y bueno, entonces un poco también a raíz de copiar a otros colectivos que ya estaban funcionando, a lo mejor por Europa y el movimiento friganista, por así decirlo, pues como food saving o food sharing.
Es como una especie como de estructura así más organizada o de un voluntariado de negocios que trabajan con la alimentación, que les sobra comida, se ponen en contacto, o la propia organización se ponía en contacto con esos establecimientos para donar alimentos y luego había como puntos de reparto.
Y todo eso estaba como repartido, las tareas y bueno, una estructura totalmente voluntaria, por supuesto.
Y eso queríamos replicarlo aquí y bueno, fue un poco bastante fácil de hacerlo porque comida en la basura hay por todas partes. En cualquier sitio donde se gestione comida cerca hay basura donde se pueda comer de ella.
Esa es una cosa un poco... Parece muy callejera, pero es que es así. Pero un sitio, ya sean fruterías, panaderías, restaurantes, todo eso, simplemente preguntando, ya ni siquiera rebuscando en la basura, ¿no?
Mercavalencia, por ejemplo, también tira toneladas y toneladas de comida al día, de fruta y verdura solo. Y es una forma bastante fácil de recuperar esos alimentos y poder repartirlo en en distintos sitios.
Quisimos hacerlo en el mercado porque era una cosa que a nivel logístico, pues era bastante fácil de hacer. Había que empezar por un sitio y empezamos por el mercado San Pedro Nolasco que fue un poco como lanzarse mucho a la piscina porque realmente no conocíamos a nadie ahí empezamos a dejarlo ahí…
Fue casi como picar la puerta y decir mira, tenemos alimentos si queréis y bueno que al principio pues obviamente fue un poco a lo mejor invasivo. Pero luego te acabas conociendo un poco mejor y al final sí que acababa con un poco de afinidad con la gente.
Alrededor del mercado de San Pedro Nolasco desde hacía bastantes años, o sea, como mínimo alrededor, no sé... Hará como diez años por lo menos, u ocho años como mucho, eh... Lo llamaban en El Poblado, que bueno que casi siempre ha estado okupado. Pues bueno, gente de calle, gente punki, gente precaria…
Que bueno, que de hecho se sigue llamando ahí sigue habiendo un graffiti pintado en el mercado donde pone El Poblado, El Poblao... Y bueno, siguen sobreviviendo, a pesar de que la policía y el Ayuntamiento les quieren echar de una forma u otra.
Pues apenas quedaban en su día dos o tres puestos. Yo apenas pude hablar con uno de los puestos de una mujer, que no recuerdo su nombre, que vendía aceitunas.
Y, bueno, la verdad es que no tuve especialmente mucha relación con la gente de dentro y es una cosa que me arrepiento, la verdad. Pero bueno, que era lo que se podía hacer.
Al final el acto de derribarlo forma parte de un proyecto mucho más grande de gentrificación dentro de la ciudad, donde aspiran a que La Saïdia se convierta en una especie como de Ruzafa.
Algo así, que va a tardar esto bastantes años, pero que lo están consiguiendo. Y parte de las medidas implicaban como reactivar el mercado, que aunque fuese para como hacerlo de comercio local, que eso está muy bien. Y darlo como a asociaciones del barrio y todo eso, vale, todo eso está maravilloso.
Lo que pasa es que eso implica que, si quieren realmente ese proyecto, involucraba el hecho de tener que derruir las casas que habían alrededor. Todas esas de, repito, gente precaria, gente de El Poblao, gente que estaba okupando… Y derruir también la finca que estaba delante.
Y bueno, pues es lo que pasa cuando el suelo, los edificios, la planificación urbana se hace sin las personas, sin procesos realmente de control y de participación. Y, por supuesto, también forma parte de un negocio.
Entonces, todo lo que sea derruir ese sitio me parecía... Me parece una basura.
Es fácil de replicar ese modelo porque simplemente tres o cuatro colegas que van mareando a más gente que tiene iniciativa, que tengan vehículo, que tengan tiempo y mientras haya crisis de sobreproducción, va a haber basura.
Y por supuesto, a mucha gente le va a venir bien que se crea y que se derrocha por todas partes. Pienso que puede ser aprovechado para compartirlo entre la gente que tiene muy poco y bueno que mientras eso siga siendo así será posible, porque la puedes encontrar en todas partes.
Entonces es muy fácil replicar eso por barrios. Replicar eso entre colegas, entre asociaciones de vecinos es una cosa fácil y, además, que eso permite que se generen otras propuestas alrededor de ese… ¿no?
Porque se forme una pequeña comunidad, como hicimos en su día, ese breve periodo de tiempo que existimos alrededor del mercado de San Pedro Nolasco.
También repartíamos un poco en Orriols, cerca de la Asociación Islámica de Orriols, del Centro Cultural Islámico, sí.
Y bueno, y también repartíamos aquí que, esto era, pues bueno, antes aquí por lo menos habían tres o cuatro chabolas de gente que estaba aquí durmiendo. Lo que pasa es que, en un momento dado, pues la policía local les acabó echando.
Pero bueno, que esto se sigue usando también un poco… como ensuciar un poco la imagen de que, bueno, pues todo tiene que parecer bonito. Pues es lo que pasa también.