Mariano, carnisser, del 1990 al 2007.
Raquel, carnissera, del 2000 al 2007.
Mariano Yo en el 73, de junio.
Raquel Yo nací en el año 1978.
Mariano En València.
Raquel Yo también en València.
Mariano En el barrio. Yo en la calle Sagunto.
Raquel Yo vivía en Paterna. Y luego, con 20 años, conocí a mi marido. Y, nada, a los tres meses estaba ya por aquí, por el barrio.
A los tres meses de conocerlo, ya por aquí, por el barrio.
Mariano Y yo, con 14 años, ya entraba en el mercado. Cuando salía del colegio iba empujando a la gente para que me dejaran pasar, porque de la gente que había no podía llegar a la carnicería de mis padres.
El puesto de mercado... Estaban mis padres y yo les ayudaba.
Y luego pensamos dejar ese puesto del mercado porque ya se vendía poquito y ya nos venimos a esta carnicería, montamos esta carnicería y ya.
Raquel Sí, también empezó con la generación de tu bisabuelo. Empezó en el mercado de San Pedro Nolasco, su bisabuelo.
Luego, después de su bisabuelo, ya su abuelo Pedro con su abuela Marina, que también eran los dos carniceros de...
Bueno, la familia carnicera era su abuelo Pedro y su abuela Marina se casó con su abuelo Pedro y se puso de carnicera su abuela Marina.
Sus abuelos, él nació, su madre carnicera. Sus dos tíos también carniceros. Y, ya, pues mi suegro se puso de carnicero por medio de su bisabuela. Su bisabuela era pollera y entonces se puso pollera su bisabuela, la bisabuela de mi marido.
Y la hermana de mi suegro se puso con su abuela en el mercado San Pedro Nolasco de pollera y mi suegro, cuando terminó de estudiar, dijo pues yo quiero también ser carnicero.
Y por medio de su hermana se puso en el mercado San Pedro Nolasco.
Y, ya en el Mercado San Pedro Nolasco, mi suegro se enamoró de mi suegra.
Él empezó a trabajar allí con su hermana Paquita, que también era súper querida en el mercado San Pedro Nolasco por el carácter tan especial que tenía su tía Paquita.
Que hay que mencionarla porque ha sido súper querida, una persona súper especial.
Y entonces él se puso allí de carnicero con su hermana Paquita. Su abuela, la abuela de ellos dos, falleció ya… Y mi suegra estaba con su padre, con su abuelo Pedro y con sus hermanos trabajando en la misma parada.
Entonces, claro, mi suegro cuando salía de la parada la veía y se enamoró de ella. La vio que era súper guapa y se enamoró. Y empezó allí la historia de amor de sus padres.
Cuando se casaron sus padres… Se enamoraron, se casaron… Y ellos, ya cuando se casaron, se hicieron lo que es su puesto independizado y vendían los dos juntos. Y ya es cuando nació él.
Y él empezó el cole EGB, pero aún estando en EGB, lo que estaba contando, iba con la cartera corriendo para ver a sus padres allí vendiendo en la carnicería y ya estaba ayudando a sus padres, ya de pequeño, allí en el mundo de la carnicería en el mercado San Pedro Nolasco.
Y cuando terminó el EGB dijo: “yo quiero estar de carnicero con mis padres y ayudar a mis padres”. Él toda la vida ha estado al lado de sus padres. Toda la vida.
Toda la vida ha sido pasión por sus padres, y por su trabajo y por la carnicería. Y ya desde los 13 años ha estado siempre con ellos, siempre con sus padres, hasta que se jubilaron sus padres están al lado de ellos trabajando con ellos.
Y luego ya… Yo conocí a mi marido con 20 años. Yo estaba estudiando Historia del Arte. Lo conocí y cuando lo conocí vi su carácter y me quedé prendada de su carácter.
Dije: “¡qué bellísima persona es!”. Se lo comenté a mi madre y me dijo: “a ver si es buen chico, es lo principal que hay en la vida, y que sea trabajador”.
Y nada. Y empezamos a salir juntos de novios y es cuando él... Claro, él estaba trabajando en el mercado San Pedro Nolasco y es cuando yo me introduje en el mercado, vi lo que era el mercado, la vida del mercado… Tan bonita, tan familiar…
Siempre era una vida que… Siempre estaban riéndose. No era una vida como ahora, que es más mecánica, más a la hora de cuando estás vendiendo, la gente se va corriendo, le das el paquete… “Vale, me voy, que tengo mucha prisa”.
Allí no. La vida del mercado era totalmente diferente. La gente iba tranquila al mercado. Compraban tranquilamente.
Querían hablar contigo, interactuar contigo, contar la vida, lo que les había pasado, el día a día, contarlo.
Claro, yo estaba fuera del mercado porque estaban trabajando los tres en la parada, mis suegros y mi marido -mi novio en ese momento, ahora es mi marido-. Y yo, fuera, lo veía todo.
Porque me decían: “Raquel, ves a tal sitio, a tal, y nos llevas el paquete”. Y yo: “no os preocupéis, yo voy corriendo”. Ahí iba con el carrito.
¿Y entonces? Pues eso, lo que os comentaba. Es muy diferente la vida del mercado, esa alegría, esa sonrisas. Todos los días oías sonrisas y una vida de tranquilidad, de paz, de hacer...
Que aquí, en esta carnicería, aún queda esa vida, de venir la gente y contarte cosas que les pasan en la vida y ponerse aquí, interactuar como si fuéramos familia…
Familia, que yo clientas las quiero como familia, las quiero como si fueran de mi familia, de mi sangre.
Me han ayudado un montón en cuestiones de… cosas de que he caído enferma, han estado ahí, han venido a verme, han rezado por mí para que saliera de las enfermedades.
Una cosa brutal de lo que es la esencia del mercado que dices aún sigue en esta carnicería esa esencia del mercado. Es todo de barrio y es lo bonito de llevar esa esencia del mercado San Pedro Nolasco, llevarlo nosotros dentro de nosotros y transmitirlo aquí en la carnicería.
Ese tú a tú… La gente aquí hemos reído, llorado juntos… Sigue siendo la esencia del mercado, tan familiar, tan cercano y tan bonito.
Y el reírte aquí es lo más bonito que me puede pasar a mí en la vida. El reírme detrás vendiendo, reírme como nos reíamos allí en el mercado San Pedro Nolasco…
El reírte, el vivir la vida trabajando, con esa, con, con esas risas y ese positivismo. Y transmitir eso tan bonito que llevas dentro de tu corazón, transmitirlo a las personas.
Mariano Ibas a comprar al olivero, que lo conocías, al del pescado… Lo comprabas todo en el mercado, trabajabas en el mercado, lo comprabas en el mercado todo. Más o menos era igual que ahora. Ahora también vienen a comprar, hablan un rato contigo, se ríen y se van.
Seguimos comprando en el pequeño comercio y luego también en el grande.
Raquel Pero, a ver, el pequeño comercio compramos todo de fresco, fruta y verdura. Todo eso en el pequeño comercio.
El grande pues, a ver, para cosas de detergente, de lejía, de cosas... pero nosotros seguimos yendo…
Mariano Alguna marca…
Raquel Sí. Seguimos yendo, lo que es producto de calidad al pequeño comercio en el barrio. En el barrio, compramos mucho en el barrio para que siga vivo el barrio.
Mariano Pues cuando era pequeñito y estaba allí y jugaba con los gatos que habían gatos por abajo, los tocaba. Iba a llevar los encargos a los bares también, que hacía clientes, yo, siendo con 13 años, todos los bares de alrededor me compraban a mí.
Raquel Yo el recuerdo más bonito que tengo del mercado, San Pedro Nolasco es ver a mi marido y a sus padres, los tres que estaban allí.
Tengo la imagen de cuando hablaban entre ellos, estaban allí cortando carne… Los veía que muchas veces se ponían allí a hablar y se reían entre ellos, y yo también me reía un montón con ellos. Es un recuerdo muy bonito que tengo.
Y, luego, el recuerdo más bonito que tengo del mercado San Pedro Nolasco es la historia de nuestro amor. Ese es el recuerdo más bonito. Yo cada vez que paso por ese mercado me recuerda cuando éramos jovencitos y nos conocimos.
Y me recuerda ese principio de nuestro amor, cuando él me decía yo trabajo aquí y vamos paseando por la zona…
Y me enseñaba: “esta es mi parada, la primera que tenía, y la segunda cuando falleció mi tía Paquita, que nos hemos pasado aquí en esta parada…”.
Y me iba contando la historia en el mercado de donde él trabajaba, y yo iba con él paseando y le iba viendo.
Y me recuerda mucho, el mercado San Pedro Nolasco, el principio de nuestro amor.